Que opina? Los anti-Uber que sí se llevan bien con los taxistas [Actualizado] - 03/12/2014 5:15:51
" BlaBlaCar, Uber, Lyft... parece que todas las aplicaciones móviles ideadas para utilizar el coche como método de transporte están pensadas para fastidiar al sector del taxi. Nada más lejos de la verdad: hay servicios que precisamente aprovechan los taxis tradicionales para empujarlos al siglo XXI.Yo mismo he utilizado algunas de estas aplicaciones, y conversando con taxistas la sensación es generalmente positiva. El taxi viene a buscarte y no al revés, el pago se hace desde la aplicación y por lo tanto es mucho más cómodo, e incluso puedes reseñar la carrera generando así una reputación para cada taxista. Puedes estar a favor o en contra, pero el taxi no se ha quedado atrás ni mucho menos.
El mecanismo en todos los casos es el mismo, lo que varía son las tasas y algunos requisitos: el taxista se instala una aplicación en el móvil, desde donde recoge todas las solicitudes que los usuarios de su alrededor lanzan. Se acepta una de esas solicitudes, se va a buscar al cliente utilizando su ubicación, se le lleva a destino y se cobra.
MyTaxi
MyTaxi es, al menos en España, uno de los servicios más utilizados y conocidos. Presente en Madrid y Barcelona además de en docenas de ciudades alrededor del mundo, permite pedir un taxi al instante o pedirlo para una hora determinada. Perfecto, por ejemplo, cuando necesitas tener un taxi en la puerta de tu casa a primera hora de la mañana para ir al aeropuerto.
No hay permanencia ni costes fijos: en la misma web oficial de MyTaxi se puede leer cómo la compañía saca su parte del pastel cobrando 0,99 euros por carrera. Eso sí, el taxista tiene que registrarse en el servicio en cuanto se descargue la aplicación especial para ellos. MyTaxi tiene aproximadamente 4.000 taxis en España.
Hailo
Actualización: Hailo ha contactado con nosotros para ofrecernos datos más actualizados de sus servicios, que nos han llevado a actualizar y corregir algunas partes de este apartado.
Hailo es prácticamente idéntica a MyTaxi en cuanto a la aplicación: la única diferencia es que no podemos pedir un Taxi para una hora futura sino que todas las solicitudes son inmediatas. A finales de julio entrevistamos a su director en Madrid, quien defendió el respeto a la legislación vigente para innovar en el sector del taxi. Tienen también 4.000 vehículos en España, pero añaden la gran ventaja de estar integrados en la popular aplicación CityMapper.
Hailo deja claro que sólo quiere a taxistas con licencia en su web, aunque no concreta la comisión que cobra a los taxistas. Pero ya la dijimos cuando resumíamos el primer año del servicio en Genbeta: un 10% del precio que paga el cliente más IVA. Recientemente se han tenido que retirar del mercado en los Estados Unidos y Canadá, en una decisión que confiesan ""ha sido difícil"".
Cabify
Cabify cambia un poco el modelo, prefiriendo el transporte de los llamados ""Black Cars"" que los taxis del mismo modo que hace Uber. Pero lo hace siempre respetando la legislación. Su as en la manga es Cabify Lite, que tiene tarifas más baratas que los taxis tradicionales y ha atraído ya a varios taxistas madrileños.
Podríamos resumirlo como algo a medio camino entre la innovación de Uber y el respeto por las reglas de MyTaxi y Hailo, que intenta tener su lugar en el mercado.
Los otros: JoinUp Taxi, OPideTaxi y Movitaxi
Hay otras aplicaciones que no gozan de tanta popularidad, pero que igualmente nos permiten pedir un taxi en algunas ciudades españolas. En Madrid, Barcelona, Valencia, Palma, San Sebastian, Bilbao, Vitoria y Sabadell tenemos JoinUp Taxi, que nos permite no sólo reservar sino además compartir un taxi con otras personas cercanas que tengan que hacer el mismo viaje. Trabajan con varias asociaciones de taxis, y cobran una comisión de 0,99 euros por viaje a los taxistas.
Otra web, Pidetaxi, no sale de la receta clásica de pedir un Taxi desde el móvil pero aprovechando la red de coches de la Asociación de Radio Taxis de España, pudiendo ofrecer así más de 18.000 coches en ciudades donde normalmente este tipo de aplicaciones no operan. MoviTaxi es muy parecida y promete ""cobertura nacional"", aunque lleva sin actualizarse desde hace casi un año.
¿Y a partir de ahora, qué?
Pues depende de cómo evolucione la legislación y el respeto que todas estas compañías tienen hacia ésta, pero todo indica que las aplicaciones que se llevan más popularidad ahora mismo para coger Taxis es MyTaxi y Hailo por su influencia en las grandes ciudades.
De todos modos, estos servicios van a estar muy condicionados por cómo mejoren las nuevas formas de viajar que proponen aplicaciones como BlaBlaCar. El consumo colaborativo es el que ofrece un mayor ahorro, y tarde o temprano esa presión va a ser la que motive que la ley se adapte a ello de una forma u otra. Los taxis tendrán que pensar bien cómo competir contra esto.
Imágenes | Moyann Brenn, Emanuele
En Genbeta | ""Queremos ser tu solución de transporte. Eso a veces significa un vehículo ejecutivo, otras no"": hablamos con Cabify
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La noticia Los anti-Uber que sí se llevan bien con los taxistas [Actualizado] fue publicada originalmente en Genbeta por Miguel López .
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Interesante, E-learning, también para ejecutivos y directivos - 13/07/2013 12:43:01
E-learning, también para ejecutivos y directivosJosé Enebral Fernández,
Tweet Todos debemos ser practicantes del lifelong learning y, en buena medida, lifelong e-learners. Directivos y trabajadores hemos de aprender continuamente, en la emergente economía del saber y el innovar.
Hablemos, por ejemplo y específicamente, de la formación para la innovación. La innovación constituye un reto de la era del conocimiento, pero quizá no le estemos otorgando su significado más idóneo. Más allá de la mejora continua o la mera renovación tecnológica, la innovación genuina apunta a lo desconocido, a la terra incognita de los campos del saber, y sugiere saltos cuánticos en el negocio, los procesos, los productos y los servicios. Un enfocado análisis de bien seleccionadas historias sobre la innovación empresarial (digital storytelling, una posibilidad del e-learning) podría, por ejemplo, resultar oportuno, aleccionador, ilustrativo, para quienes toman las decisiones.
Cabría cuestionar la efectividad de los cursos, por ejemplo, de innovación empresarial, si no se dirigieran a ejecutivos y directivos, porque la innovación suele ser cosa de grandes decisiones, incluso aunque la iniciativa o la idea hubiera surgido en niveles subordinados. Los trabajadores, en entornos catalizadores, pueden ser más creativos y aun recibir formación para ello (cursos de creatividad, por ejemplo); pero la innovación de gran impacto, genuina, no podría materializarse sin que la empresa la persiguiera, orquestara, catalizara y encauzara.
El Plan Avanza 2009 habla de "Formación de trabajadores en innovación, siguiendo un itinerario formativo…", pero parece referirse a la formación (sin duda inexcusable) de los trabajadores en nuevos métodos o herramientas, en nuevas tecnologías, y es que la innovación es el buzzword del momento. Para impulsar la innovación de impacto en el mercado, la de productos y servicios ofrecidos, habría que formar, mediante contenidos muy específicos (quizá buena dosis de storytelling), a empresarios y directivos: siempre queda algo por aprender, incluido el mejor aprovechamiento del capital humano disponible (aquí, quizá, una cierta asignatura pendiente de empresarios y directivos).
No siempre demanda la innovación grandes presupuestos, ni centros formales de investigación y desarrollo: a veces basta la sagacidad de una sola mente perspicaz o intuitiva, que se active, quizá, por medio de la casualidad, o del pensamiento conectivo, exploratorio, inferencial, etc. Por casualidad y serendipidad surgió, por ejemplo, el denominado silicio negro en el panorama finisecular, o surgió el pegamento de cianoacrilato mediado el siglo XX. En otras ocasiones está, sí, detrás el pensamiento conectivo, o tal vez la intuición auténtica en alguna de sus múltiples manifestaciones; o puede también responder la innovación al empeño de algún pensador crítico en cuestionar lo establecido…; o a la actuación metódica y racional que nos proponía Genrich Altshuller en su TRIZ.
Sin duda, hemos de ampliar nuestra perspectiva en torno a la innovación en la empresa, y profundizar en el concepto y en la necesaria efectividad de los esfuerzos, formales o informales, aplicados. Con estas ideas completé recientemente, unidad a unidad hasta la nº 30, el guion de un curso on line avalado por el Plan Avanza Formación 2008: para contribuir a subrayar las características de la economía del saber y el innovar; para desplegar diversas dimensiones de la innovación genuina con ayuda de historias aleccionadoras; y para destacar también el papel incuestionable del capital humano, del potencial de nuestro pensamiento tras la generación de novedades valiosas.
No les hablaré de este curso on line, sino, en general, de la formación de empresarios y directivos. ¿Acaso el aprendizaje permanente, el lifelong learning, no incluye a la clase dirigente de la actividad empresarial? Si todos hemos de aprender continuamente en la era del saber, entonces también habría de ser el e-learning para todos, contando con los productos formativos idóneos para cada necesidad. No dejen nuestros líderes empresariales de asistir a conferencias y workshops, a jornadas outdoor y eventos diversos; pero utilicen su PC también para un aprendizaje rápido, efectivo y cómodo, cuando resulte posible y aun ventajoso. Si somos lifelong learners, también lifelong e-learners: depende de si encontramos digitalizado lo que buscamos. Pero, ¿por qué insisto en ello?
Parece haber una tendencia o creencia que sitúa a los trabajadores, ocupados o desocupados, como únicos o principales destinatarios de la formación virtual, y al respecto puedo recordar aquí la oportuna y reciente norma UNE-66181 de AENOR, sobre la calidad de la formación virtual. Esta norma (sea bienvenida, si la aplicamos debidamente) viene a decirnos que la calidad de un producto formativo es proporcional a la mejora de la empleabilidad de los usuarios de los mismos, y no cabe duda (o quizá sí quepa: depende de la selección…) de que, cuanto más sepa uno, más posibilidades tendrá de encontrar un nuevo puesto de trabajo.
"La empleabilidad es la capacidad para integrarse en el mercado laboral o mejorar la condición-posición existente": esto es lo que se nos dice en la norma, y en ello convenimos. Pero no perdamos de vista que el aprendizaje permanente, dentro y fuera del canal virtual, es cosa de empleados y de empleadores, de trabajadores y de directivos, de aprendices y de expertos, de júniores y de séniores… Sería una pena que se tomaran decisiones sin poseer el conocimiento necesario, la amplitud y profundidad de miras requeridas, las habilidades y fortalezas deseables.
Ya se sea trabajador o directivo, diría que el propio mantenimiento del puesto que se ocupa (al margen de ascensos, promociones…) exige aprendizaje permanente, y por ello y quizá, formación virtual junto a otras modalidades al uso. Esta formación virtual, continua y estrechamente unida al puesto ocupado, quedaría, al parecer, fuera del campo de aplicación de la norma de calidad; pero habríamos de insistir, aunque parezca perogrullada, en la necesidad de la formación continua (virtual o no, pero siempre virtuosa), incluso para mantener el puesto (directivo, técnico, administrativo…) que se ocupa, dentro de esta neosecular economía del saber y el innovar.
La sociedad y la economía de nuestro tiempo parece demandar, sí, el aprendizaje permanente, incluso para mantener la productividad en el puesto ocupado. Cada organización es singular, pero yo diría tales son los cambios en nuestro entorno a que asistimos que el empresario o ejecutivo debe también aprender (en conocimientos, fortalezas, habilidades, hábitos, creencias, valores…) continuamente por todos los medios a su alcance, intentando hacerlo del modo más rápido, efectivo y cómodo posible, y ello para tomar las mejores decisiones y mantener la solidez de su empresa.
No ha de ser, quizá, el ejecutivo un gran profesional técnico en la actividad de su empresa, pero sí ha de ser un buen gestor en las diferentes ramas de la gestión, incluida la del capital humano. Si en la era industrial podíamos decir otra cosa, ya, en la era del conocimiento, no podemos pensar que el jefe sea quien más sabe de todo, aunque sí deba dotarse de una perspectiva idónea, y deba hacerlo aprendiendo algo nuevo cada día, conociendo a fondo su organización, el sector, los sectores adyacentes, el mercado, las tendencias, los cambios sociales y legales, etc.
Podrá argüirse que los productos formativos de e-learning no suelen presentar contenidos de vanguardia, y que es más seguro leer libros; pero la calidad de los cursos digitales ha de ir mejorando (ojalá contribuya a ello la nueva norma de calidad de AENOR, Asociación Española de Normalización y Certificación), a la vez que, quienes venían escribiendo libros, también se animen asegurado el respeto a los derechos del autor-guionista a generar contenidos formativos virtuales y virtuosos, que hagan, como decíamos, el aprendizaje más rápido, efectivo y cómodo.
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