Que opina usted? ¿Tuits de 10.000 caracteres? Twitter se lo está planteando - 05/01/2016 11:29:28
" Ojo a lo que puede ser otro gran cambio de Twitter traído por Jack Dorsey: según informan desde Recode la compañía estaría considerando elevar el límite máximo de caracteres en sus tuits a los 10.000 caracteres. Sí, como ahora mismo son los mensajes directos, pero llevado a todo el servicio.Eso haría que cada tuit pudiese ser tranquilamente un buen párrafo de texto... o dos, o tres. La propia apariencia del servicio cambiaría radicalmente, pero la compañía ya lo ha estudiado y habría dado con la forma de poder conservar el look & feel de Twitter añadiendo esta novedad.
La idea que han tenido es que los tuits se sigan viendo en pantalla con una longitud máxima de 140 caracteres, pero que se pueda tener la posibilidad de hacer click en ellos para ampliarlos y poder leer más contenido que se desplegaría en la interfaz.
Nuevas posibilidades de negocio
No cuesta mucho de tener una idea de por qué en Twitter pueden llegar a romper con algo que lleva definiendo el servicio desde su fundación: se necesitan más usuarios. El crecimiento de la red social se ha estancado y Jack Dorsey tiene la misión de resolver esto como nuevo CEO permanente de la compañía.
Se trata de dejar que se publique más contenido para exprimirlo en forma de negocio
Tener tuits de 10.000 abre la posibilidad de que Twitter se convierta en una red social más completa, con contenido más rico y largo al estilo de Facebook. Beneficiaría a Moments, ese intento de ser un noticiario; y generaría un nuevo tipo de tráfico muy aprovechable por las compañías publicitarias (una noticia completa tiene mucho más jugo que un tuit enlazando a ella). Es precisamente lo que Twitter busca, exprimir utilizando nuevas formas de publicidad como el tuit-anuncio en forma de encuesta que ha presentado esta misma tarde.
En definitiva, se trata de dejar que los usuarios publiquen tuits mucho más largos para que toda esa nueva información sea exprimible económicamente y la red se pueda aprovechar de una forma mucho más flexible. Rompería incluso con la asemejanza de tuit como el ""piar"" breve de un pájaro, y también abriría las puertas a nuevas amenazas en forma de SPAM y contenido malicioso.
De momento todo está en fase de pruebas dentro de los laboratorios de Twitter, así que tendremos que ver si finalmente esto sale a la calle.
Imágenes | Juan Pablo Lauriente, mkhmarketing
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La noticia ¿Tuits de 10.000 caracteres? Twitter se lo está planteando fue publicada originalmente en Genbeta por Miguel López .
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Información: El poder de compartir: Las ventajas sociales de la economía colaborativa. - 20/12/2015 10:30:47
" El poder de compartir.Por Laura Zamarriego.
Ethic.
El trueque nació en el Neolítico. Herramientas de sílex, lanzas, zapatos, collares o productos agrícolas disponibles para intercambiar en pequeños mercados. Hoy el escenario es Internet, que ha permitido, 10.000 años después, recuperar la confianza como moneda de cambio.
Bienvenidos a la revolución de la economía colaborativa.
El consumo colaborativo
La idea de consumo colaborativo la puso de manifiesto en 2010 la estadounidense Rachel Botsman en su libro What"s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption, donde plantea un cambio cultural y económico: sustituir el consumismo frenético por el alquiler o el trueque.
La idea evoca cierto romanticismo pero el potencial de la economía colaborativa se traslada a las cifras: el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lo calcula en 82.000 millones de euros. Hoy ronda los 26.000 millones. Y quienes participan en este sistema basado en intercambiar y compartir bienes y servicios a través de plataformas digitales se embolsan, según la revista Forbes, unos 2.600 millones de euros anuales.
«La economía colaborativa está creando nuevos espacios y categorías, pero que tienen como protagonista al propio individuo, a las personas. El gran cambio con respecto a hace unos años es que el consumidor abandona su rol pasivo para convertirse en productor, cambiando los procesos de creación de valor y acelerando la innovación.
La tecnología ha hecho posible que se creen estas conexiones y que el coste marginal de crecer a escala global sea prácticamente cero, ya que se aprovechan los recursos de las redes y las comunidades de intereses, de oferta y de demanda afines», explica a Ethic Andreu Castellano, portavoz de Airbnb España y Portugal.
El costo marginal cero
La revolución tecnológica ha sido capaz de reducir a coste cero el margen de beneficio, insignia del capitalismo. Ya lo adelantaba Jeremy Rifkin en su libro La sociedad de coste marginal cero, donde vislumbra un mundo absolutamente cooperativo para 2050.
Pero la economía colaborativa juega en el terreno de una enraizada economía de mercado y, como en cualquier convivencia, ambas están destinadas a entenderse.
«Los modelos tradicionales pueden coexistir perfectamente con la economía colaborativa, pero van a verse influidos por este acercamiento personal y directo, por una competencia con la que no contaban, y eso puede provocar algunas disrupciones en modelos, sectores o negocios que tenían en el control de la información o la regulación una barrera de entrada que impedía la aparición de nuevos agentes», señala Castellano.
Sin ir más lejos, Airbnb ha levantado ampollas entre empresas turísticas convencionales como Exceltur, que en un informe reciente instaba a la Secretaría de Estado de Turismo a tomar una postura más vigilante con las webs de intercambio o alquiler de apartamentos, acusándolas de fraude fiscal, competencia desleal, deterioro de las ciudades y empobrecimiento de la economía.
En respuesta, Airbnb publicó un estudio que sostiene que el impacto económico bruto de sus huéspedes en 2014 ascendió, solo en Madrid, a 323 millones de euros, creando 5.130 puestos de trabajo y empleando estos ingresos el anfitrión. En el 50% de los casos los anfitriones destinaron los ingresos obtenidos al mantenimiento de la vivienda.
Quizá la clave esté, de acuerdo con Castellano, en la especialización:
«En este nuevo escenario los incentivos individuales son mayores, pero también lo será la competencia, por lo que el grado de especialización será un factor clave en un entorno en el que muchos servicios pueden tender a la comoditización (llegar a un bien económico valioso que se utiliza en el comercio y es intercambiable con otros productos del mismo tipo)», sostiene, y apela a la necesidad de nuevas maneras y variables para medir el crecimiento económico, «que incluyan esos bienes y servicios producidos y nacidos desde el individuo».
¿Tener o disfrutar?
Asimismo, la economía colaborativa implica el replanteamiento del concepto de propiedad, y pone en valor la experiencia y el acceso, en detrimento de la posesión. «Los patrones de adquisición y el consumo de bienes cambian, y a muchas personas les merece más la pena acceder a un bien que adquirirlo.
Es obvio que esto impacta en los modelos que han funcionado hasta ahora. Pero son modelos que pueden coexistir, no están en revancha», señala Miguel Ferrer, colaborador de Sharing España, una asociación creada a finales de 2014 que aglutina a 38 empresas de economía colaborativa.
«La propiedad era necesaria, pero gracias a las posibilidades tecnológicas ha comenzado a diluirse. No tiene sentido desde el punto de vista económico que un coche esté el 95% del tiempo parado», añade Gabriel Herrero-Beaumont, fundador de Bluemove, una de las empresas de coche compartido que operan en España.
Tampoco tiene sentido que en Estados Unidos haya 80 millones de taladradoras cuyos dueños solo las usan una media de 13 minutos.
No hacen falta tantos coches, ni tantas taladradoras. ¿Por qué no compartir los gastos de gasolina? ¿Por qué no pagar por una habitación a algún particular allí donde se viaje?
¿Por qué no encargar un plato de comida casera a un chef aficionado que cocina desde casa? «El capitalismo sin control ha dejado a mucha gente desilusionada. Personas que buscan nuevos caminos que den sentido a sus vidas», reflexiona Jan Thij Bakker, cofundador de Shareyourmeal, una plataforma holandesa dedicada a compartir comida que empezó siendo un grupo de WhatsApp y que cerrará el año con 100.000 miembros.
La Unión Europea ya redactó el enero pasado un dictamen de iniciativa donde afirmaba que «el consumo colaborativo representa la complementación ventajosa desde el punto de vista innovador, económico y ecológico de la economía de la producción por la economía del consumo. Además, supone una solución a la crisis económica y financiera en la medida que posibilita el intercambio en casos de necesidad».
El pasado octubre, la Comisión Europea fue más allá y reconoció que la economía colaborativa constituye «la herramienta más poderosa». «Hay pocas maneras de crecer, y esta es una de ellas», señalaron fuentes comunitarias. Recientemente, han anunciado unas directrices para el próximo año en lo que se refiere al marco regulatorio.
Prosumidor: Productor y Consumidor
La economía colaborativa es una manera de dotar de sentido al consumo y al trabajo. Pero, ante todo, es la única vía para garantizar la sostenibilidad. El uso responsable y eficiente de los bienes disponibles es prioritario en un mundo que sobrepasará los 9.000 millones de habitantes en tan solo 25 años.
En este sentido, ya se conocen productos físicos que se producen bajo demanda. Un ejemplo es la empresa norteamericana Quirky, que diseña y fabrica productos bajo los parámetros del peer to peer. Un miembro de la comunidad propone un invento, se evalúa, se aportan mejoras y, si hay suficientes valoraciones, se fabrica.
«Hoy, los ciudadanos son capaces de producir bienes y de prestar servicios, sin necesidad de depender de las estructuras clásicas empresariales. Pueden convertirse en actores económicos sin necesidad de intermediarios para generar ingresos propios. Por lo que pueden obtener ingresos de una forma más rápida y eficiente. Esto influye en la generación de nuevos modelos económicos, e impulsa un rol mucho más emprendedor», sostiene Miguel Ferrer, de Sharing España.
El reto de la regulación
Hace cinco años, el concepto de economía colaborativa apenas se conocía en España. Hoy, sin embargo, hay al menos 450 empresas españolas que se enmarcan en el intercambio de bienes o servicios. Les cuesta escapar, eso sí, de las arenas movedizas que impone el entorno regulatorio.
«En España vivimos en un limbo existencial», reconoce Ferrer. «La administración ha reaccionado a la economía colaborativa sin profundizar en las oportunidades que ofrece. También ha habido presión de sectores preexistentes; una reacción más restrictiva que inclusiva, por ejemplo, en el homesharing o en el carsharing. Estos modelos deben ser aprovechados e integrados de forma que puedan crecer».
«Las leyes actuales no contemplan ese nuevo escenario del ciudadano productor», denuncia por su parte Andreu Castellano: «Las normativas están hechas en exclusiva para los profesionales y, en muchos casos, para salvaguardar o proteger a un sector.
España necesita un entorno regulatorio que reconozca la capacidad de los individuos para producir, y tenga en cuenta que esas particularidades, que implican menor carga regulatoria para los no profesionales, y a la vez garantice la protección de los consumidores».
Para Herrero-Beaumont, de Bluemove, «España es un cóctel de factores económicos y sociales. Los españoles somos muy plásticos, nos adaptamos rápidamente. Estamos abiertos al cambio y, además, la crisis nos ha empujado a agudizar el ingenio.
Nuestra cultura, nuestras capacidades sociales, hacen que el entorno para la economía colaborativa sea favorable. La digitalización de la economía nos ha permitido ejercer viejas prácticas de una manera mucho más humana».
Puedes encontrar este y otros reportajes en el número especial sobre emprendimiento elaborado por Ethic y la Fundación EY.
Por Laura Zamarriego.
Diciembre 2015.
Laura Zamarriego Maestre
Redactora en Ethic. Madrid y alrededores, España
Periódicos.
Actual: Revista Ethic, Centro de Colaboraciones Solidarias.
Anterior: Expansión, Revista Ethic, Royal Crest Hotel (New Hampshire, USA).
Educación: Universidad Complutense de Madrid.
Licencia:
Licencia Creative Commons. Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España (CC BY-NC-ND 3.0 ES).
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Fuente: Ethic
Imagen: Sharing economics
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De la misma autora:
Laura Zamarriego:
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Es Noticia, La Academia realizará cambios para mejorar la diversidad - 22/01/2016 19:50:53
Tras múltiples críticas porque todos los 20 nominados por roles de actuación queden en manos de personas blancas de diversos orígenes …"por segundo año consecutivo…", la Academia del cine de Estados Unidos ha hecho pública una lista de cambios a su organización para tratar de solucionar el problema.
La Academia que entrega los Oscar es realmente un grupo "secreto" de personas relacionadas de alguna forma con el cine, más de 5.000 directores, actores, productores, críticos, antiguos galardonados de un Oscar, etc. La primera de las reformas se basa en el comprimo de que para 2020 haya "el doble de mujeres y personas de minorías étnicas en Estados Unidos".
En 2012, una investigación de Los Angeles Times sobre los miembros de La Academia de cine encontró los fascinantes datos sobre sus miembros:
- 77% de hombres, 23% de mujeres.
- Edad mediana: 62 años, es decir: el 50% de los miembros tenían más de 62 años.
- Sólo el 14% de los miembros tenían menos de 50 años.
El otro gran cambio consiste en retirar la membresía a los miembros que no tengan relación activa con el cine, para que se renueven las ideas y la sangre. Hasta ahora, una vez hecho miembro de La Academia el cargo era, de facto, de por vida, pues nadie solía renunciar a él. Ahora será renovable a decisión de la propia Academia durante 10 años, a no ser que completes tres décadas seguidas como miembro de la Academia, o seas nominado en algún momento a una estatuilla.
Los cambios serán lentos, y tardarán años en hacer efecto realmente. Pero es un cambio bienvenido, que posiblemente ayude a mejorar la representación de mujeres y minorías tanto en los galardones como en el propio cine.
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